Por estos días se celebra el día de la niña. Sí, específicamente de ellas. El término ‘niña’ suele estar ligado a la idea de ‘pequeñas mujeres’, es decir, son vistas como potenciales mujeres adultas, lo que responde a un pensamiento propio de una sociedad adultocéntrica, donde, sobre todo ellas, deben adaptarse y tener comportamientos más ‘maduros’, solo por nacer mujer.
Desde su nacimiento se les imponen moldes sociales que deben ir llenando hasta la adultez, crecen modeladas por ciertos juguetes, son separadas por género en actividades e incentivadas en algunas materias más que en otras. ¿Cómo estas niñas pueden escoger libremente sus caminos si la sociedad hace parecer que su género es una limitación? Los estereotipos de género son ataduras que se instalan desde temprana edad y que dificultan el desarrollo de una infancia libre.
La contingencia se muestra auspiciosa, cada vez estamos más alerta en temas de género, somos capaces de ver las violencias con mayor facilidad, pero ¿qué ocurre con las violencias simbólicas?, ¿qué pasa con las niñas que no se atreven a opinar en clases porque creen que su opinión es menos válida?, ¿qué sucede con la niña que anhela hacer un deporte de fuerza, pero teme ser masculinizada por ello?
La invitación hoy es a pensar en ellas y seguir desatando nudos opresores. Hay que avanzar hacia una sociedad en donde niñas y adolescentes puedan desarrollarse con tranquilidad. No buscamos pequeñas mujeres, deseamos que puedan jugar como quieran y que sientan que nacer mujer no es una limitante o un deber ser, sino que tienen un lugar abierto y válido en lo que sea que decidan ser. Porque una sociedad respetuosa y equitativa con las niñeces, es un terreno fértil para un futuro mejor.
Javiera Porcel, Socióloga Área de Derechos de la Niñez y Redes de Corporación Opción.