La semana pasada se abrió la polémica por la emisión de la miniserie del caso “Ambar Cornejo” en el conocido programa de TVN, Mea Culpa, cuya trama estaría enfocada en el macabro asesinato de la adolescente de 16 años, a manos del cónyuge de su propia madre, Hugo Bustamante, y con la complicidad de ella.
Aunque el miércoles pasado el canal revocó la decisión de estrenar, la historia televisiva nos ha demostrado que se ha tendido a hacer un uso abusivo de la libertad de expresión en contraposición al resguardo de la intimidad de las personas como un derecho intrínseco y fundamental. Esto, pese a que la Constitución aún vigente explicita en su artículo 19, N°4 el respeto y protección a la vida privada; o a que el último borrador de la Constitución detalla en su artículo 15 la protección, promoción y respeto del derecho a la privacidad de las personas, sus familias y comunidades. Incluso a pesar que la Ley de Garantías Protección Integral de los Derechos de la Niñez y Adolescencia se promulgó este año con el objeto de garantizar el goce pleno de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, en especial, de los derechos humanos que les son reconocidos en la Constitución Política de la República, en la Convención sobre los Derechos del Niño (ratificada por nuestro país hace más de 30 años) y en los demás tratados internacionales de derechos humanos que se encuentren vigentes en Chile.
Que se haya hecho común ventilar la vida privada de seres humanos para ganar televidentes y, en consecuencia, conseguir auspiciadores, no quiere decir que sea un acto éticamente aceptable, menos aun cuando se trata de niños, niñas y adolescentes que no solo han sido víctimas de violencia dentro de sus círculos más cercanos, sino que también lo han sido de un sistema completo que les ha fallado. No hay forma de corregir el pasado y cambiar el rumbo de la vida de Ámbar, pero la obligación hoy es reparar, garantizar y adoptar medidas para seguir protegiendo su intimidad y honra.
NOesMENOR que un show televisivo festine de este caso en búsqueda de un par de puntos de rating. NOesMENOR: era una adolescente de 16 años y por ello, como cualquier otro ser humano, sigue mereciendo dignidad.
Daniela Fuentes, Periodista de Corporación Opción