La crisis sanitaria provocada por el COVID19, ha develado las desigualdades y brechas que desde octubre de 2019 se habían puesto sobre la discusión pública con mucha fuerza y que terminaron por abrir el proceso constituyente en el que hoy nos encontramos.
La pandemia y la crisis social tienen en común un protagonista invisible: los niños, niñas y adolescentes. Este grupo ha sido sin duda el más afectado por políticas públicas que, simplemente, no los han considerados como sujetos titulares de derechos. Durante todo el año 2020 no hubo medidas que permitieran aliviar en ellos las consecuencias del encierro, la ausencia del espacio protector de la escuela y, todo indica, que la crisis económica instalada los hará retroceder aún más, especialmente en materia de violencia y trabajo infantil.
Ya no podemos cambiar el pasado, pero sí tenemos la oportunidad de pensar y cambiar el futuro y hacerlo más auspicioso para niños, niñas y adolescentes. Lo primero es generar una Constitución que los ponga al centro de la preocupación estatal y genere un efectivo marco de protección social que garantice efectivamente el ejercicio de sus derechos. Ahora es cuando debemos concebir un nuevo pacto social que nos permita fortalecer la democracia, para ellos y ellas; pero, sobre todo, con ellos y ellas como protagonistas.
Consuelo Contreras, Fundadora Corporación Opción