Ricardo Muñoz tiene 45 años es psicólogo, trabaja dando clases en la universidad y vive una vida tranquila en Ñuñoa. Pero esta no siempre fue su realidad, Ricardo, sabe de trabajo duro porque comenzó a hacerlo con tan solo 9 años.
El año 82’ Chile pasó una fuerte crisis económica, que afectó principalmente a las familias más vulnerables del país. Ricardo vivía en Cerro Navia y ante la falta de alimentos y recursos, se vio obligado a trabajar, no era el único, de hecho todos sus amigos lo hacían, él era uno más de los miles que no tenían otra forma de enfrentar la escasez .
Partió como recolector de materiales de desecho (botellas vidrios, cartones, fierro, latas), a cambio de alguna propina. Después pasó a trabajar en ferias libres, donde básicamente transportaba frutas y verduras con un carretón de mano y las llevaba a las casas de las señoras. “Ahí me pagaban con alimentos, porque no había comida suficiente. En los colegios tampoco alcanzaba el almuerzo para todos, por lo que tenían que elegir a cuál le daban. Este proceso de selección se basaba en si uno se portaba bien o no, por lo que a mi no me tocaba muy seguido”, recuerda Ricardo.
A los 15 años Ricardo, tuvo su primer trabajo formal, con un sueldo fijo. Comenzó a trabajar en una empresa de muebles de metal, iba todos los días después del colegio y le pagaban tan sólo nueve mil pesos. “Yo era de los privilegiados, tenía amigos que trabajaban haciendo ladrillos en las laderas de los ríos, ponían sus vidas en peligro”, afirma Ricardo.
Ricardo demoró diez años en acceder a estudios universitarios. Y lo logró gracias a que la Corporación Opcion llegó a Cerro Navia y lo invitó a trabajar en uno de sus programas, validandolo como educador y ofreciéndole un sueldo digno con el que pudo entrar a la Arcis a estudiar psicología. “Yo apoyaba a la comunidad cristiana de mi barrio, pero sólo tenía la experiencia que te da la calle. Cuando Opcion llegó a trabajar con nosotros no habían cupos de educador, entonces al principio hacía el aseo para ellos, porque quería participar a toda costa de su programa. Finalmente terminaron invitándome a trabajar con ellos, dándome la oportunidad de estudiar a los 27 años”.
En los 80’ el concepto de ilegalidad en relación al trabajo infantil no existía. Desde el año 2007 la normativa chilena prohíbe el trabajo infantil en menores de 15 años y establece que entre los 15 y 18 años de edad pueden trabajar, siempre y cuando, cuenten con una autorización legal, no deban interrumpir sus estudios y no se expongan a tareas de peligro.
La importancia de que los niños, niñas y adolescentes menores de 15 años no trabajen, es porque ésto limita sus tiempos para estudiar, jugar y recrearse. Elementos necesarios para un desarrollo pleno en una etapa de desarrollo.
Tristemente, en nuestro país hay 219.624 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 18 años que ejercen algún tipo de trabajo, lo que representa el 6,5% de este rango etario. Esto según los datos de la encuesta EANNA, hecha el año 2013 por la OIT y el Ministerio de Trabajo.
Por esta razón el Estado de Chile se ha comprometido a erradicar el trabajo infantil para el año 2025. Para que no hayan más niños como Ricardo, “Me parece inaceptable que hoy día los niños trabajen, lo único que hacen es aplazar sus procesos, porque el trabajo infantil coarta las libertades de los niños, niñas y adolescentes”, comenta Ricardo.